Definitivamente, no. Esta es la conclusión a la que se llega tras los "experimentos" realizados en Washington por Joshua Bell y en Madrid por Ara Malikian. Cientos de viajeros del metro de Madrid han escuchado al músico sin saberlo ni detenerse. Interpretó obras de Bach y Sarasate con un violín-reliquia del siglo XVIII.
En palabras de Malikian, "el público del metro es más exigente que el de los auditorios".
Algo tendremos que reflexionar sobre los prejuicios para no reconocer a un genio, solo porque vista con colgantes y pulseras y se ofrezca a regalarnos su arte en el metro.